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Dr. Igor Wilkomirsky: “Hay legisladores que creen que les van a prometer el cielo si dicen que no a todo. Eso es fatal”

Formador de nuevos ingenieros desde hace más de cuatro décadas, el académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción cree que aunque el aspecto ambiental es crítico en la evaluación de nuevos proyectos, su ampliación o mejoras, no debe considerarse una religión. El investigador que hoy trabaja con tecnología verde es el chileno con más proyectos protegidos en Chile.

Quienes lo conocen lo describen como modesto en extremo. De hecho, el Dr. Igor Wilkomirsky se considera un docente igual a todos los demás. No obstante, es uno de los investigadores más prolíficos de Chile, ya que posee la mayor cantidad de patentes a en nuestro país y más una veintena en el extranjero.

Ingeniero químico de la Universidad de Concepción, Magíster en Ingeniería Metalúrgica de la Colorado School of Mines de Estados Unidos y PhD. de The University British Columbia de Canadá, Wilkomirsky es un hombre de ideas claras. “La minería-metalurgia es parte fundamental de nuestra economía”, dice con convicción en su entrevista con IMetChile.

¿Cómo recibió la nominación al Premio Nacional de Ciencias?
-Cuando la Universidad de Concepción me propuso como candidato al Premio Nacional de Ciencias Aplicadas me sentí muy honrado. No está en mí andar persiguiendo premios y ahora estoy un poco viejo para perseguirlos, pero lo entendí muy bien, porque también representaba el esfuerzo que ha hecho la universidad en desarrollar ciencia y tecnología. Habría sido un gran premio colectivo y personal, obviamente, por lo tanto, fue para mí un honor haber sido nominado.

¿Cómo logró el récord que lo convirtió en el chileno con más patentes de invención?
-Nunca la idea personal ni del grupo que hemos liderado durante décadas fue acumular patentes, porque la patente en sí es un documento que establece la propiedad de una idea y en la academia –si bien esto cuenta- no es el propósito final. Lo que se busca realmente es que la idea que esté plasmada en la patente pueda ser implementada algún día, como algo tangible, no solamente en el papel. Las patentes se fueron acumulando de forma natural, pero, siempre en nuestro grupo de ingeniería metalúrgica, en particular de ingeniería química-metalúrgica, nos orientamos a resolver problemas reales que detectamos en la industria.

Recientemente se adjudicó la patente de invención de tecnología minera disruptiva en base a hidrógeno verde, ¿en qué etapa están las pruebas de la planta piloto?
-Comenzamos con algunas pruebas de laboratorio, termo balanza, todo lo que es usual, con tesis de doctorado, magíster. Tenemos ya una pequeña planta piloto –que no es tan pequeña- montada dentro de la Universidad de Concepción, donde estamos resolviendo las dos primeras etapas de las tres principales: la primera es una eliminación total del azufre para tener una calcina completamente oxidada, solo óxido de cobre y hierro; y la segunda etapa es una reducción con hidrógeno en un lecho fluidizado, también tenemos el reactor piloto operando, que ha andado muy bien; y, la última, es la separación del cobre metálico de la magnética, de los metales nobles y ácidos. Esta etapa la estamos haciendo junto con JRI en Santiago, ellos tienen la capacidad y los equipos para separación magnética y es una de las etapas que hasta ahora nos ha presentado mayor dificultad, pero ha ido más o menos de acuerdo con lo que hemos ido planificando. Además, estamos planificando una planta piloto de gran tamaño, bastante más grande y automatizada, que eventualmente va a tener el apoyo –tal vez- de Corfo, Codelco y otras empresas, incluso, extranjeras.

¿Cómo se ha dado este trabajo colaborativo con el mundo privado?
-La verdad no es nada fácil. Creo que es casi tan difícil como el desarrollo de la tecnología misma, pero hemos tenido –afortunadamente- mucho apoyo de la universidad, en particular, de Marcela Angulo, de la oficina de la Universidad de Concepción en Santiago. Ella tiene muy buenos contactos para conseguir la colaboración tanto de la empresa privada como de la empresa estatal. Nosotros, en Concepción, somos un poco nerds. Llegar a las empresas –tanto privadas como estatales- es difícil, nos ven demasiado académicos. Hay que hacer un trabajo de convencimiento largo y nada fácil, pero, lo estamos logrando. Aunque reconozco que es difícil invertir en investigaciones en desarrollo, porque es una inversión de alto riesgo. Una de cada diez ideas -con buena suerte- puede concretarse en algún proceso real, los tiempos de maduración son muy largos, puede ser una década.

Efectivamente, a las empresas les cuesta tomar la decisión de invertir. Pero, da la sensación de que se han ido abriendo un poco más, ¿no?
-Sí, es verdad, no a los ritmos que uno quisiera. Deberíamos -como país- enfocarnos en lo que sabemos hacer y la minería-metalurgia justamente es parte fundamental de nuestra economía. Más de la mitad de nuestras exportaciones proviene de la minería, por lo que deberíamos focalizar tanto los fondos estatales como los privados en esa área. Si cortan eso nos podemos quedar muy atrás. Nosotros somos consumidores de tecnología y poco creadores.

¿Cómo ve los incentivos tributarios? ¿Son conocidos?
-La verdad es que las empresas hacen uso bastante restringido de estas excepciones tributarias en investigación y desarrollo. Creo que es falta de confianza más que nada. En las industrias, en general, nos ven como académicos, las universidades muy concentradas en la parte académica, en los papers que tenemos que hacer porque es lo que nos mide, los paper publicados son indicadores. Pero, no nos ven como en Norteamérica ven a las empresas de desarrollo tecnológico. Allá hay gran confianza. Nosotros todavía no inspiramos tanta confianza y eso sucede porque las empresas no aceptan el uso o hacen uso restringido de las excepciones tributarias. Ahora, con respecto a la inversión en investigación y desarrollo, efectivamente, es baja, muy baja y ha estado a ese nivel por décadas o más. Siempre hay otras prioridades.

¿Qué mensaje daría a los ingenieros más jóvenes, especialmente, a los metalúrgicos de Chile ¿Dónde deberían enfocarse?
-Les recomendaría que sean particularmente estudiosos de la automatización. Esa es una de las falencias que hemos tenido en los últimos años, si bien lo estamos reforzando. También, en la parte de administración, las habilidades blandas son muy importantes, tanto como las habilidades duras y para eso hay cursos que se pueden tomar, incluso después de graduados. Las relaciones humanas son críticas en la industria, en todas partes. Finalmente, deben estar conscientes de que el cuidado del medio ambiente llegó para quedarse, es algo que deben tener integrado en su conciencia: todo lo que hagan tiene que minimizar el riesgo ambiental, no volverse talibanes ambientales, pero sí ser cuidadosos, pues, en muchos casos esto puede ser un impedimento para desarrollar proyectos o mejorar o ampliar los que existen.

¿Cómo ve la evolución de la relación Estado, academia, empresa y sociedad civil?
-Creo que ha sido una evolución casi natural, primero porque no ha sido exclusiva de Chile, sino de todos los países del mundo. Es consecuencia del desarrollo de economía y de las sociedades. Aunque el aspecto ambiental es crítico en la evaluación de nuevos proyectos, su ampliación o mejoras, no hay que tomarlo como una religión en la que se termina lapidando a los infieles en la plaza pública. Ese tipo de caníbales ambientales son muy peligrosos. Hay legisladores que creen que les van a prometer el cielo si dicen que no a todo. Eso es fatal porque vivimos de nuestra minería, de los bosques, de la pesca y todo lo que hagamos va a tener una huella en el medio ambiente, hasta caminar en el pasto. Tenemos que minimizarlo, eso es lo importante.

¿Cuáles son los avances más relevantes en metalurgia extractiva y cómo sus investigaciones han contribuido a mejorar los procesos?
-Ha habido varios desarrollos importantes que han marcado hitos nacionales en la metalurgia: el convertidor CT Teniente, la lixiviación en pilas de gas, en fin, mucho desarrollo industrial de empresas de ingeniería que han hecho aportes menos conocidos, pero muy importantes. Desgraciadamente, no ha habido grandes innovaciones, como ha sido -por ejemplo- la comisión Flash, que desarrolló una pequeña empresa en Finlandia. Ojalá nosotros hubiéramos hecho lo mismo acá, sin embargo, los desarrollos puntuales han sido relativamente importantes. Nosotros hemos hecho varios, sobre todo, en arsénico, bastante desarrollo y apoyo a la solución de problemas ambientales relacionados con arsénico; también en litio hemos hechos avances, tenemos algunos que son relativamente importantes en la producción de ácido sulfúrico a partir de rocas fosfóricas de baja calidad.

¿Cómo está progresando la transformación cultural que nos está llevando a pasar desde la economía lineal a la economía circular?
-La economía circular es bien atractiva. A futuro se va a llegar a eso, porque el uso total de los metales que están contenidos en los minerales es uno de los propósitos de la metalúrgica. Justamente, el proceso que estamos probando es para recuperar la totalidad de los metales que están contenidos en los concentrados de cobre, no solamente recuperar cobre de los metales nobles, también recuperar sílice y molibdeno, que actualmente se pierde. Lo otro es el uso del hidrógeno verde generado a partir de fuentes renovables de energía eléctrica y si el proceso que estamos desarrollando tiene éxito, sería muy bueno para la economía circular.

¿Cuáles son sus metas más próximas en investigación?
-Terminar esta planta piloto y la segunda parte de la planta piloto grande, operarla y pasarle el bastón a las generaciones que vienen, porque creo que ya mi carrera ha tenido suficiente. Hay gente muy calificada, más calificada que yo, incluso, que viene detrás y hay que dejarle el camino abierto, no esperar que pongan una escoba detrás de la puerta.

¿Algo que haría diferente desde el punto de vista profesional?
-No, sería muy pretencioso de mi parte. He tenido mucha suerte de haber estudiado en Chile y fuera de Chile, de trabajar en la industria y de haber tenido la oportunidad de desarrollar tecnología. Tal vez me habría gustado trabajar más años en la industria, porque trabajé alrededor de tres años en Huachipato, tanto en la planta como en las oficinas de Santiago, con clientes que consumen el acero y después en el centro de investigaciones en Canadá. Me habría gustado trabajar más años y en centros más diversos.

¿Qué conocimientos cree que son fundamentales o en qué tienen que trabajar las futuras generaciones de profesionales del área?
-Hay algo que me parece que es una de las áreas bien importantes de la ingeniería metalúrgica: la fisicoquímica, que resume en gran parte todos los fenómenos que ocurren: cinéticos y termodinámicos, en las reacciones tanto en el aspecto físico como en todos los fenómenos químicos. La fisicoquímica es algo en que los estudiantes deben poner particular ahínco. Además, yo diría que la termodinámica y los fenómenos de transporte; la frecuencia, el calor y los fenómenos de trasferencia de masa-materia resumen todo lo que es la metalurgia y también buena parte de la ingeniería química. Los estudiantes deben estudiar con particular interés estas áreas porque eso es lo que van a encontrarse. Si entienden los fenómenos fundamentales, el resto es relativamente fácil de atender.

¿Qué desafíos cree que son los más importantes para la industria metalúrgica chilena?
-Para mí es re fácil la receta, pero sé lo complicado que es y lo caro que es. Colocar una nueva fundición, por ejemplo, con la tecnología más moderna que hay cuesta un dineral y como negocio es muy mal negocio, es marginal. La industria se va a enfrentar, a corto plazo, con una disyuntiva bastante severa. La está presionando el problema ambiental y seguir parchando lo existente va a ser más complejo, no va a solucionar el problema. Para instalar nuevas fundiciones no sé si hay suficiente capital. Por lo tanto, creo que en esta década la minería en Chile se va a enfrentar a una situación muy difícil, en que se va a necesitar mucho aporte de capital que no tenemos. No sé si vamos a poder seguir endeudándonos a este nivel. Las decisiones, sobre todo ambientales, van a ser tomadas, probablemente, por otros países que van a colocar impedimentos o valores más altos a los metales producidos con métodos que son los más modernos. Vamos a estar presionados por fuera y por dentro. No sé realmente cuál es la solución a esto, pasa por invertir y es justamente lo que no tenemos, tanta capacidad de endeudarnos.

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