El uso actual del cobre es muy variado, su maleabilidad, conductividad térmica y eléctrica, y la resistencia a la corrosión, le dan un amplio rango de aplicaciones. Edificios y construcción son el mayor mercado, y creciendo rápidamente en países en desarrollo debido a su urbanización y electrificación. Una casa moderna requiere unos 200 kilos de cobre, prácticamente el doble de lo que se usaba hace 40 años, pues tiene más baños, más aparatos eléctricos, y más computadores. Todo esto se ejemplifica con el caso de China, en donde al año 2030, alrededor de 350 millones de personas se trasladarán desde el campo a las ciudades (esto es más que la población actual de Estados Unidos); y para esa fecha existirán 221 ciudades con más de 1 millón de habitantes (hoy en toda Europa hay 35).
Por otra parte, existen industrias en diferentes fases de desarrollo que en un futuro podrían suponer un mercado muy importante para el cobre. Entre ellas se destaca la industria del automóvil eléctrico; un automóvil pequeño utiliza unos 20 kilos de cobre, el doble de los 10
kilos que utilizaba en la década de 1970. Ahora si hablamos de un auto de mayor tamaño y equipamiento, se requieren alrededor de 40 kilos de cobre. Un automóvil eléctrico usa el doble (por motor e inversor) de la cantidad de cobre, requerida por un auto con motor de
combustión interna.
Respecto de potencial sustitución en sus principales usos, el cobre es más eficiente que sus competidores. Sin embargo, en periodos de altos precios relativos del cobre, la tendencia a sustituirlo, por razones económicas, con aluminio o fibra óptica se ve aumentada. También
se menciona con alguna frecuencia al grafeno, que es en términos muy básicos, una lámina de carbono en una determinada configuración y del espesor de un átomo. Tiene algunas propiedades extraordinarias que podrían tener importantes aplicaciones en el campo de la
electrónica. Pero el grafeno no sólo podría ser una amenaza para el cobre. El potencial del material podría afectar también a otros elementos como al aluminio, el plástico o el silicio, material básico para la creación de chips. Sin embargo, se cree que es muy difícil que el grafeno reemplace al cobre u otros materiales, al menos en el corto/mediano plazo, debido principalmente a dificultades técnicas para obtenerlo a escala industrial en cantidades significativas y a costos competitivos.
Ahora cómo estimar el precio futuro del cobre, más allá de situaciones coyunturales, como el actual conflicto entre Rusia y Ucrania (febrero 2022), o el inicio de la pandemia provocada por el Covid 19 (marzo 2020); eventos que mueven hacia arriba o abajo el precio del commodity, independiente del balance entre oferta y demanda del metal; existen modelos de corto y largo plazo que están reflejados en la gráfica siguiente:
MIGUEL ANGEL DURAN
Ingeniero Civil Metalúrgico, vicepresidente IMET Chile, Marzo 2022